El homicidio se diferencia del asesinato por su carencia de alevosía o ensañamiento y generalmente por no matar con motivos abyectos o fútiles, como la promesa remuneratoria o recompensa, o en general, el ánimo de obtener lucro de la actividad homicida. Los diferentes delitos por los cuales pueden formularse cargos a una persona que causa la muerte de otra, incluyen:
- Homicidio Voluntario: Un acusado que comete un homicidio voluntario pudo haber tenido la intención de matar a su víctima; sin embargo, la ley limita la responsabilidad del acusado debido a circunstancias especiales. Por ejemplo, la ley reconoce que un esposo que encuentra a su mujer en la cama con otro hombre o una madre que ve que su hijo está siendo dañado, deberían ser considerados responsables si mataron al adúltero o al abusador del niño, pero no lo castigaron en la misma forma que un asesino mata a sus víctimas sin haber mediado provocación alguna.
- Homicidio Involuntario: El homicidio involuntario es con frecuencia el cargo si la persona no tuvo la intención de matar o cometer un delito, pero su negligencia delictuosa o imprudencia extrema dio como resultado la muerte de una persona. Con frecuencia este es el cargo en el caso de que un ebrio mata a otra persona en un accidente automovilístico por manejar intoxicado.
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